EMBAJADORES EN NOMBRE DE CRISTO

La reunión de predicadores lleva el tema general de “EMBAJADORES EN NOMBRE DE CRISTO”. Como ministros del evangelio reconocemos que somo individuos redimidos y hechos conciudadanos del Reino de Dios.[1] El ver al líder espiritual como un embajador implica varias cosas pero nos concentraremos en tres aspectos de tal.

• Embajador conectando en la comunidad 

Primero veremos al embajador dentro de su contexto. Sabemos que nuestro hogar no es este mundo. De hecho, nuestro hogar es bajo el techo de la casa de Dios.[2] Y sabemos que nuestra cultura y conducta es completamente distinta de la de este mundo. Aun así, nuestro llamado es vivir en un espacio pequeño de este mundo y representar a Cristo y su reino de una manera que pueda transformar cada comunidad.[3] Esto implica imitar a Cristo en su encarnación. El hecho de que Dios se hizo humano indica que el aprendió el idioma, las costumbres, y la cultura del lugar donde ministro. Sabemos que Jesús sabia el idioma y también estaba al tanto de la cultura popular. Jesús conocía sobre los estilos de vida, la política, y la cultura de Judea y el mundo a su alrededor.

• Embajador representando su Ciudadanía  

El embajador aun viviendo en el mundo de hoy, sabe que existe para extender el Reino de Dios sobre la tierra. Como lo expreso Jesús, “están en el mundo, pero no son del mundo”.[4] El embajador del Reino de Dios no pierde su identidad que esta arraigada en lo celestial. Esta siempre atento a las órdenes de Dios para cumplir su misión sobre la tierra, basado en las escrituras. De esta manera nunca olvida su propósito como embajador porque sabe quién lo envió y porque esta aquí.

• Embajador representando el Reino de Dios en conducta y ética

Un embajador llega representando a su país y al mismo tiempo mantiene la paz con ese país. De igual manera el embajador del Reino de Dios esta en la tierra ofreciendo la paz, misericordia, y bondad de Dios como un regalo aun entre el chaos y conflicto en donde se encuentra. El embajador de Dios se retira de los negocios de esta vida y estratégicamente soporta las aflicciones por ganar al pecador.[5] Esto indica que no debemos obrar con enojo y provocar a la comunidad de tal manera que nos aislamos. Por lo contrario, debemos obrar con humildad, como Cristo, siendo puentes de gracia entre Dios y la comunidad a la cual se nos envió a servir como embajadores.

 

[1] Filipenses 3:20-21

[2] Filipenses 2:19

[3] Juan 17:15-21

[4] Juan17:15-21

[5] 2 Timoteo 2:3-13